Ford Motor ha dado un giro de 180 grados en su hoja de ruta eléctrica y asumirá un fuerte impacto contable de 19.500 millones de dólares por recortar de forma drástica su programa de vehículos impulsados únicamente por batería. La decisión llega después de que la demanda de este tipo de modelos haya resultado mucho más débil de lo previsto y en un entorno regulatorio en Estados Unidos menos favorable a la movilidad cero emisiones.
Este movimiento supone que el fabricante con sede en Dearborn, Michigan, reorienta buena parte de la inversión que tenía comprometida en eléctricos puros para volcarla en coches de gasolina, híbridos y eléctricos de autonomía extendida (EREV), una tecnología intermedia en la que un motor de combustión actúa como generador para recargar la batería.
Un cargo de 19.500 millones que se extenderá hasta 2027…


El repliegue de Ford en el vehículo eléctrico se traducirá en una amortización total de 19.500 millones de dólares que se reflejará principalmente en el cuarto trimestre, aunque la compañía prevé seguir registrando impactos adicionales durante el próximo año y hasta 2027. Dentro de este paquete, unos 8.500 millones se vinculan directamente a la cancelación de proyectos de nuevos modelos eléctricos que ya estaban planificados.
Otra partida relevante corresponde a la ruptura de alianzas industriales: alrededor de 6.000 millones de dólares están ligados a la disolución de una empresa conjunta de baterías con la surcoreana SK On, con la que Ford aspiraba a asegurar suministro a gran escala. Los 5.000 millones restantes se han catalogado como “gastos relacionados con el programa”, un cajón de sastre que incluye costes de desarrollo, reconfiguración industrial y otras salidas asociadas al rediseño de la estrategia.
Pese a este ajuste masivo, la compañía ha revisado al alza sus previsiones financieras: Ford eleva su pronóstico de beneficio operativo ajustado para 2025 hasta unos 7.000 millones de dólares, por encima del rango previo, que se situaba entre 6.000 y 6.500 millones. El mercado ha reaccionado con relativo alivio y las acciones llegaron a avanzar en torno a un 2% en las operaciones posteriores al cierre de Wall Street, señal de que los inversores ven el giro como un intento de volver a un terreno más rentable.
Adiós a la F-150 Lightning como eléctrico puro y a la camioneta T3…

La parte más visible del cambio de rumbo es el fin de la actual versión cien por cien eléctrica de la F-150 Lightning, la pick-up que Ford presentó en 2022 como uno de los buques insignia de su transición hacia la movilidad de batería. En su próxima generación, este modelo abandonará el formato de eléctrico puro para pasar a una arquitectura EREV, donde un motor de gasolina trabajará como generador para recargar la batería y ampliar la autonomía real.
La marca también ha decidido dar marcha atrás en la que debía ser una de sus grandes apuestas de segunda generación eléctrica: la camioneta T3, un proyecto desarrollado desde cero para producirse en un nuevo complejo industrial en Tennessee. Este modelo, llamado a ser pieza clave del catálogo de eléctricos de Ford de nueva hornada, queda ahora aparcado y su espacio en la fábrica será ocupado por nuevas camionetas de gasolina a partir de 2029.
Junto a estas decisiones, Ford cancela asimismo diversas furgonetas comerciales eléctricas que estaban en el calendario de lanzamientos. El conjunto de recortes se traduce, en la práctica, en la eliminación casi total de la segunda generación de modelos eléctricos que la compañía había anunciado hace unos años y que iba a complementar su oferta actual.
Ventas por debajo de lo esperado y exceso de capacidad productiva…

El giro estratégico llega después de que las cifras de la F-150 Lightning no hayan acompañado al entusiasmo inicial. Tras una salida al mercado rodeada de gran repercusión mediática —hasta el humorista Jimmy Fallon dedicó una canción a la pick-up—, Ford aceleró la producción para atender unos 200.000 pedidos adelantados. Sin embargo, la demanda real ha quedado por debajo de esas expectativas.
Hasta noviembre de este año, la empresa ha vendido 25.583 unidades de la Lightning, lo que supone un descenso de alrededor del 10% frente al mismo periodo del ejercicio anterior 2024. Esta evolución se suma a un enfriamiento general del mercado estadounidense de eléctricos, donde las matriculaciones cayeron cerca de un 40% en noviembre tras la retirada de ayudas fiscales clave.
Menos apoyo regulatorio y más presión sobre la rentabilidad…

El contexto regulatorio en Estados Unidos ha cambiado sensiblemente respecto a los años en los que la industria se lanzó a invertir masivamente en vehículos eléctricos. Las políticas de la administración de Donald Trump han recortado el apoyo federal a la compra de coches de batería y han relajado las exigencias sobre emisiones de escape, abriendo la puerta a que los fabricantes vendan más modelos de gasolina sin penalizaciones tan severas.
Un elemento clave ha sido la expiración, el pasado 30 de septiembre, del crédito fiscal de 7.500 dólares por la compra de un eléctrico, vigente durante más de quince años y diseñado para estimular la demanda. Además, en el gran paquete legislativo de impuestos y gasto aprobado en julio se incluyó un congelamiento de las multas por incumplir las normas de eficiencia de combustible, lo que reduce los incentivos para acelerar la electrificación de las gamas.
En este escenario, varios grupos automovilísticos —no solo Ford— están revisando sus objetivos. Después de destinar cientos de miles de millones de dólares a proyectos de baterías y eléctricos a comienzos de la década, la industria se ha topado con un mercado menos dinámico de lo previsto y con dudas sobre la rentabilidad de los modelos grandes y caros. Como resumió Andrew Frick, responsable de operaciones de vehículos de combustión y eléctricos de Ford, la compañía prefiere no seguir “gastando miles de millones en grandes eléctricos que no tienen una vía clara hacia la rentabilidad”.
Más peso para híbridos y EREV en la mezcla de producto…

El objetivo declarado de la multinacional es que, hacia 2030, aproximadamente el 50% de sus ventas globales corresponda a una combinación de híbridos, EREV y eléctricos puros, frente al 17% actual. Se trata de un enfoque más gradual que el de otros fabricantes que han apostado por un calendario más agresivo de abandono del motor de combustión, y que pretende dar margen al mercado y a la normativa para ir consolidando el coche eléctrico.
Sobre el terreno laboral, la compañía planea contratar a miles de trabajadores para apoyar la expansión de su capacidad productiva en Estados Unidos, especialmente en las líneas de camionetas y furgonetas. No obstante, reconoce que, a corto plazo, habrá despidos puntuales en plantas de baterías, como la de Tennessee o la de Kentucky operada junto a SK On, debido a la reordenación de proyectos.
Nuevas inversiones en combustión y eléctricos más asequibles para EEUU y Europa…

Ford no abandona la electrificación, pero sí redefine su estrategia. El repliegue en los eléctricos de gran tamaño va acompañado de una reasignación de recursos hacia el almacenamiento de energía con baterías y el desarrollo de vehículos eléctricos más pequeños y asequibles, mejor alineados con la demanda real prevista para los próximos años. La compañía busca así reducir riesgos financieros sin renunciar a la movilidad eléctrica.
En paralelo, Ford reforzará su presencia en los segmentos tradicionales que siguen siendo clave para su rentabilidad. Parte de la inversión se destinará a aumentar la producción de camionetas y furgonetas en Estados Unidos, donde concentran gran parte de las ventas. En Europa y España, esta estrategia podría traducirse en una mayor oferta de híbridos y vehículos comerciales térmicos, junto con una ralentización de la llegada de grandes eléctricos procedentes de fábricas estadounidenses.
De cara al futuro, la marca apuesta por un eléctrico de tamaño medio y precio contenido, desarrollado por un equipo en California y con un objetivo de unos 30.000 dólares. Previsto para 2027 y fabricado en Louisville, será principalmente para el mercado estadounidense, aunque encaja con la demanda europea de eléctricos más accesibles. Por su parte, en Europa confiará en la buena marcha de su nueva alianza con el Grupo Renault para el desarrollo de sus modelos eléctricos más pequeños.
Fuente – Ford
Imágenes | Ford




