La Fórmula 1, la FIA y las 11 escuderías han cerrado uno de los movimientos más relevantes de los últimos años en los despachos: la firma del nuevo Pacto de la Concordia, el contrato que fija cómo se organiza, se regula y se reparte el negocio del Mundial durante el próximo lustro, de 2026 a 2030. Se trata de la novena edición de este acuerdo, piedra angular del campeonato desde principios de los 80.
Con este pacto, las partes implicadas en el campeonato —F1 como titular de los derechos comerciales, la FIA como organismo regulador y los equipos— sellan una hoja de ruta común justo a las puertas de la nueva normativa técnica de 2026, que traerá unidades de potencia revisadas, coches más eficientes y un calendario que la categoría define como más dinámico y global.
Qué fija el nuevo Pacto de la Concordia
El documento firmado establece el marco regulatorio, comercial y de gobernanza que regirá el Mundial de Fórmula 1 durante las próximas cinco temporadas. En la práctica, el pacto se compone de dos grandes bloques: por un lado, el acuerdo comercial que se cerró en marzo y define el reparto de ingresos entre la F1 y las escuderías; por otro, el acuerdo de gobernanza que ahora se ha rubricado y que detalla cómo se toman las decisiones y qué competencias tiene cada parte.
Dentro de este esquema, el pacto garantiza que todos los actores clave del campeonato estén alineados en torno a estructuras claras de voto, responsabilidades, cuotas de inscripción y reglas de funcionamiento. Para la categoría, supone disponer de un marco estable y previsible en plena expansión del calendario y con una regulación técnica que dará un vuelco a los monoplazas a partir de 2026.
Cambios en la gobernanza y sistema de votación
Uno de los puntos más relevantes es la reforma del mecanismo de decisión en la Comisión de F1, el órgano en el que se debaten y aprueban los cambios normativos. A partir de 2026 se reduce el número de votos de equipos necesarios para sacar adelante una decisión con mayoría simple: de seis a cuatro de las 11 escuderías, siempre junto al voto de FIA y FOM.
Para las decisiones que requieren un respaldo reforzado, la llamada supermayoría, el listón también baja: en lugar de ocho equipos, bastará con el apoyo de seis formaciones de la parrilla además del visto bueno de FIA y Fórmula 1. Esta modificación otorga, en la práctica, mayor peso a la FIA y a la FOM para impulsar cambios reglamentarios complejos sin quedar bloqueadas por la resistencia de un grupo de escuderías.
Más recursos para regulación, comisarios y dirección de carrera
Otro eje central del acuerdo es el refuerzo del papel regulador de la FIA. El organismo recibirá más fondos procedentes de la FOM y de los equipos gracias a una reestructuración de las tasas de inscripción del Mundial. Ese dinero adicional se destinará a profesionalizar todavía más la dirección de carrera, los comisarios deportivos, los marshals y otros servicios esenciales que presta la Federación.
La FIA ha elaborado un plan para elevar el nivel operativo y técnico en los grandes premios, en línea con las demandas de pilotos y equipos, que en los últimos años habían reclamado mayor consistencia y medios en la toma de decisiones durante las carreras. La intención es reforzar la formación, la tecnología y los recursos humanos que soportan cada fin de semana de gran premio, algo que en Europa se deja notar especialmente en los grandes premios históricos del calendario.
Un acuerdo ligado a la nueva era técnica de 2026

La firma del pacto llega en un momento clave: el Mundial se prepara para una profunda reforma técnica que se estrenará en 2026. Los nuevos coches serán más compactos, con más potencia eléctrica y aerodinámica revisada, con componentes móviles que deberían facilitar los adelantamientos. Estos cambios buscarán mantener a la F1 como referente tecnológico, con un reglamento que marque tendencias a nivel global, especialmente en el ecosistema europeo de fabricantes y proveedores.
Con el Pacto de la Concordia en vigor, los aficionados y los actores del paddock tienen asegurado un entorno regulatorio estable para el despliegue de esta nueva normativa. El acuerdo blinda también la presencia de 11 equipos en la parrilla hasta 2030, lo que, salvo sorpresas, garantiza 22 monoplazas en cada gran premio y una base sólida para inversiones a largo plazo en fábricas, motores e infraestructuras deportivas, muchas de ellas situadas en el Viejo Continente.
Presencia asegurada de 11 equipos y entrada de nuevos actores
El documento firmado por FIA, FOM y escuderías confirma que las 11 estructuras que competirán en 2026 han aceptado las nuevas condiciones, incluyendo a Cadillac, cuyo proyecto se ha integrado en el acuerdo tras la revisión de las condiciones de entrada en la categoría. Con ello, se consolida una parrilla amplia que combina constructores clásicos europeos con nuevos participantes ligados a grandes grupos automovilísticos.
La continuidad asegurada hasta 2030 proporciona a los equipos un horizonte claro para planificar inversiones en chasis, motores y personal, así como para cerrar acuerdos de patrocinio y proyectos comerciales de largo recorrido. Para la F1, supone afianzar un producto con parrilla completa que mantiene alto el interés televisivo y el atractivo para los promotores de grandes premios, muy especialmente en mercados europeos como España, Italia, Reino Unido, Alemania o Francia.
Un marco pensado para sostener el crecimiento global
Desde la F1 se subraya que este noveno pacto llega en un contexto de crecimiento de audiencia sin precedentes, con cifras récord de seguimiento en televisión y plataformas digitales, un calendario más amplio y variado y una clara implicación del público joven a través de redes sociales y nuevos formatos de contenido. La categoría considera que el acuerdo la sitúa en la mejor posición posible para seguir ampliando su huella a nivel mundial.
Para Europa, que sigue siendo el epicentro histórico del campeonato, la estabilidad que ofrece el pacto es clave: muchos de los grandes premios tradicionales, como Montmeló, Monza, Silverstone o Spa, se benefician de un entorno donde la regulación, los repartos económicos y la gobernanza están bien definidos y respaldados por todas las partes. Esto facilita que promotores y ciudades puedan seguir apostando por la Fórmula 1 como escaparate internacional.
Las visiones de Domenicali y Ben Sulayem
El presidente y CEO de la Fórmula 1, Stefano Domenicali, ha destacado que el nuevo Pacto de la Concordia coloca al campeonato “en la mejor posición para seguir creciendo a nivel global”, remarcando que el deporte afronta un capítulo nuevo una vez celebrados los 75 años de historia de la categoría. Para el dirigente italiano, el acuerdo es fruto de una negociación en la que los equipos y la FIA han demostrado voluntad de encontrar el encaje que beneficiara al conjunto del Mundial.
Por su parte, el presidente de la FIA, Mohammed Ben Sulayem, ha hecho hincapié en que el noveno Pacto de la Concordia asegura el futuro a largo plazo del campeonato y permite a la Federación modernizar sus capacidades regulatorias, tecnológicas y operativas. El dirigente remarca el papel de los directores de carrera, oficiales y miles de voluntarios que sostienen cada gran premio, y apunta a que el acuerdo refuerza la condición de la F1 como laboratorio de innovación y referencia en el deporte mundial.
Estabilidad después de décadas de tensiones
El Pacto de la Concordia nació en 1981 como solución a una guerra interna entre equipos, categoría y organismo regulador, y desde entonces cada renovación ha marcado el rumbo de la F1. En esta ocasión, el proceso ha sido largo pero sin grandes choques públicos, a diferencia de etapas anteriores en las que se llegó a plantear la ruptura del campeonato.
Aunque las conversaciones se han prolongado durante meses —pese a que la parte comercial se selló ya en marzo—, las partes presumen de haber alcanzado un clima de entendimiento mayor. Con el nuevo texto ya en vigor para el periodo 2026-2030, la Fórmula 1 encara la próxima década con un marco común aceptado por todos, un reglamento técnico en plena transformación y una base económica y de gobernanza que le permite seguir compitiendo en la primera línea del deporte internacional.
Con la firma del nuevo Pacto de la Concordia, la F1 y la FIA se aseguran un escenario de estabilidad en un momento de cambios profundos: habrá coches distintos, un reparto económico ya fijado, una estructura de decisión más ágil y más recursos para quien arbitra las carreras, todo ello con una parrilla completa de 11 equipos y una vocación clara de seguir expandiéndose desde su corazón europeo hacia el resto del mundo.
